Las luces brillaban más cerca de lo que sus ojos podían alcanzar.
Suavemente deslizó su tacto por entre las gotas que cayeron la noche anterior pero que se guardaban en la ventana como si no quisieran volver a marcharse. Y todo volvía a tener el mismo sabor.
-¿Por qué sólo somos futuro? -Caía todo tan rápido que era difícil pararse a apreciar la sencillez de cada segundo y la armonía de todo movimiento. Tan fácil que parecía hasta difícil de comprender.
Atesoraba las palabras inconexas trabadas entre lenguas que bailaban con zapatos de charol, aunque para esfumarla bastara con una fugaz idea que vivía colgada de otra estrella. Otra belleza tintineante que dejaba el perfume de su prematuro final.
Solamente somos futuro, pues del pasado ser forjaron las cenizas de hoy y ese día ya ha pasado, ese minuto voló.
Nadie dormía, todos vivían y esas gotas de luz se acercaban más y más. Cerrando los ojos se veía real y agarrando esa congelada barandilla al borde de otro abismo, se sentía de verdad.
-Todo suena a fortuito, nunca deja de sonar, mañana es en dos horas, es ahora, nada más
Sonrió frente al telón de su cabeza, de esas ramas conectadas, enlazas sin cordura y al azar. Sonrío cuándo volvía y comprobaba, que ellas nunca se podrían apagar.
Observaba como delicadamente el líquido que reposaba sobre el vaso que sostenía volvía a estar en equilibrio tras un ligero movimiento circular de muñeca. El hilo musical de la radio pasó a ser parte de la neblina que rodeaba la sala, dejando toda su nitidez fuera de combate. Ella se encontraba al otro lado de la sala jugueteando con el último pedazo de carne que le quedaba en el plato a la vez que parloteaba sobre alguno de los tantos temas banales que las personas empleaban cada día.
La miro. No sabía cómo había llegado hasta ese momento y solo pensaba en cómo había comenzado aquella historia. Antes de todo, siempre deseó controlar su existencia y predecir los episodios de su vida a partir de deseos y esperanzas. Nunca habría sabido hallar la explicación de aquello, pero iba más allá de lo que nadie nada más que él podría comprender. No había hecho más que pasar el tiempo mientras malgastó horas replanteándose que camino escoger y aspirando a encontrar esa ligera sensación de felicidad y plenitud que sólo la parte racional de su mente conseguía proporcionarle…
Tony, ¿me estás escuchando?- De repente, Tras la sencilla pero estrepitosa premisa, el vaso cayó de entre sus manos, estrellándose contra el suelo en mil pedazos. Ella cambió su tono de voz y se acercó a él blandiendo palabras de frustración y enfado, mientras se alejaba con paso firme hacia la cocina. Tras el estruendo solo elevó una leve sonrisa…después de quince años todavía seguía haciéndose las mismas preguntas que al comienzo aún cuando se quedaba absorto con aquellos ojos de los que dijo y decía que jamás se enamoraría.
Absorto tras el impacto, dejó que su mirada se fusionara con el líquido que se escurría entre los cristales rotos y que finalmente comenzaba a detenerse, encontrándose con un nuevo equilibrio.
Blandía su espada con firmeza manchada con la sangre de cuántos enemigos se habían cruzado en su camino. Las flechas silbaban por encima de su cabeza y los gritos de guerra aturdían sus sentidos. De repente, un leve tropiezo le hizo precipitarse contra el suelo.
Al levantarse, se percató de que el terrible dolor que le trastornaba provenía de un raspón en la rodilla derecha a la altura de la bermuda.
Escuchó una dulce voz en la lejanía: ‘’ ¿Te has hecho daño mi vida? Ven, que…’’
Pero hizo caso omiso, recogió su espada del suelo y lleno de rabia y valor corrió en busca de una nueva aventura.
Y Cuándo me pregunten si la primavera existió, si llegaron los arrullos de los ríos rebosantes de agua y los trinos matutinos de un pájaro cantor, tendré que negarlo y repetirlo hasta que no me quede voz, No, nada de eso llegó. Pues cada vez que se entornaban los ojos, cada vez que no se oía nada alrededor, volvía la brisa suave de la noche estival, los susurros sin palabras volvían a sonar…. Y mi mochila tan vacía que no la puedo llenar, sin cántaros para lágrimas que se acabaron de secar...el camino vacío, sin poder mirar atrás, a solas con migo mismo…quien querría pedir más.
La dama blanca invadió las calles de repente, sin querer avisarlo. Golpeado por el frío se transcurría sin sentido, sin lugar ni condición, sin saber lo que pasaba, al pensar lo que pasó. Pero todo sucedía a pesar del interior, con sonrisas sin sentido, carcajadas sin razón…Pero en el trasfondo más helado de ese oscuro corazón, cuervos negros picotean esperando su ración
El otoño llegó raudo, y las hojas que algún día hasta sin luz brillaron, cayeron marchitas, demasiado rápido. La Lluvia se apoderó del tiempo, encharcando miradas de manera sutil, pues ni siquiera en las tardes que arreciaba el viento conseguían arrancar las ramas de aquellos perdidos recuerdos. La oscuridad se apoderaba del día al tiempo que yo volvía a esa ventana a mirar en silencio como reías…Lo que extrañaba el calor de tu sonrisa.
Sucumbía el calor a la ligera brisa acomodada en la noche de verano. Las luces que flotaban se posaron, en ojos descuidados. Se libraron de cadenas nuestras manos, y los cuerpos separados sin buscarlo al encontrarlo como ramas de una hiedra sin querer se entrelazaron. Y al vender la distancia por besos descuidados y las cortas despedidas por aquellas que de dulces se amargaron, el calor pasó de largo, pero sus huellas se quedaron.
Suspendido entre un ligero y vago sueño tu cuerpo descansa un centímetros por encima de la cama. De manera drástica, el reloj despertador situado encima del escritorio desciende la flotabilidad con un golpe congelador que acaba instantáneamente con el dulce calor de las sábanas.
Pinceladas de realidad se transforman en un reflejo que provoca distorsiones en tu rostro y discusiones entre armarios, peines y los más variopintos cosméticos que disfracen de color el gris de entre tus párpados.
La leche está demasiado caliente, la tele demasiado baja, la mañana un poco fría y tus ojos demasiado grisáceos. Sonríes al preguntarte si ponerse la ropa al revés te dará suerte. Sabes que no.
El Transporte público te abruma, y te alineas junto a la ventana escarchada para aislar tu mente un momento más del resto del mundo. Vuelve a sonar esa puta canción. Vuelven a bailar figuras compuestas de una memoria, figuras hoy inertes, que ya son solo la sombra de lo que fue un pasado mejor.
El sol ralla los edificios que imponentes intentan retrasar su salida, aún sabiendo de su derrota. Ya ha comenzado. Respiras al bajar los tres escalones que te separan de la acera. Una bocanada de aire frío te invade como si acabaras de salir del agua, tras haber aguantado la respiración durante demasiado tiempo…
Paso firme, vas armado así que olvida el pasado, no descuides tu espalda, hay monstros ahí fuera…No deja de ser, un día cualquiera.
Vigas rotas se asientan muy despacio en la casa que voló tras el tornado.Respiras al bajar los escalones que te separan de lo desconocido que se observa ante tus pies.
Solo para algunos el mundo grita su nombre confiscado entre las nubes. Buscas el tuyo pero hace tiempo que por fin reconoces que se lo llevó el viento, cuándo recordaste tu condición humana, cuándo los chapines de charol…se partieron en dos.
Pero este recorrido nunca acabará, las baldosas amarillas no terminarán. Tú has decidido que las quieres pisar, pues a Oz te llevarían o a quien sabe a dónde irán. Cárgate con tus memorias, de hojalata y nada más, cárgate con el valor, que jamás tendrás, y aunque veas cicatrices que no te dejen continuar, descubrirás que son las únicas que no se pueden sanar, que con las que respiras y que solo por ellas aún despacio consigues transitar.
Aplastas el suelo con desdén, miras a los ojos de la gente, caminas a su par, bromeas, cantas, corres libre, ves preguntas en al mundo del porque de tu locura, de tu felicidad…aún escondiendo la cruda realidad, tu careta de verdad.
Gris oscuro casi negro ocupa el rostro ensombrecido, oscurece los ojos…oscurece la piel y aparecen las arrugas que son surcos del ayer. Solo algo resplandece entre tanta oscuridad, son las gotas que destiñen, que se desploman sin más…cuando escuchan a lo lejos la dulce brisa soplar, las palabras de esos labios que se alejan al pasar…
Aún con cruces de caminos que te hagan divagar, llenando de fuego lo que nunca dejará de sangrar…
Buscarás el cerebro que permita pensar, un nuevo corazón con el que puedas volar y el valor que necesitas para poder mirar atrás…Y al finalmente como Dorothy, solo vas a despertar y el camino a casa, volverás a encontrar.
Siempre con sueño, vivo despierto desde el punto de retorno otra vez, sin poder volver, sin querer empezar sin saber.
Miro como Cuida el jardinero las rosas marchitas, cuyas espinas aún desgarran con ternura su rostro, junto a los surcos que sus lágrimas dejaron al pasar, eones atrás.
Observando las páginas que pasan a tal velocidad que no puedo detenerlas, descubro etapas que pasan sin interés, sin dejar la huella que deberían marcar, como un gato deja las suyas al marchar, para más tarde volverse a encontrar.
Desentierro promesas desterradas, cuando vendí mi alma solo por ver perlas de nácar en tus labios…y no extinguiéndose por debajo de tus párpados.....
Asesiné a mis principios
...
Lo perdí todo a los dados ...
Te busqué por cualquier sitio
...
Tu mirada en todos lados
Clarea el mundo al despertar. Otro día debe comenzar, antes de acabar. Busco y busco tu felicidad, tras mi piel, sin mirar……pues la tengo que arrancar.
Entregaré
...
Mis pasos por los cuales se acercan hacia ti, pisando desde cerca, mi inexistencia infeliz.
Mis dedos por los cuales recorren, cada línea hasta tus pies, y esos labios que atesoran los sabores de tu piel.
Mis miradas y mis ojos, por aquellos que no cambian cuando te vas, cuando vuelves, antes de vislumbrar…cada noche acabar.
Pisaba el suelo bajo sus pies con extremo cuidado pues sabía que en cualquier momento podría convertirse en el polvo que levantaba al avanzar por las calles desiertas.
El silencio que flotaba en ese ambiente, era diferente a cualquier otro que hubiera vivido, sobre todo después de tres años de conflicto. Rodeado de edificios destruidos, se encontró que el único signo de vida que podría escuchar era el sonido de su respiración. Era un silencio que parecía instaurado desde siglos atrás…una calma, que no precedía a nada y que había sido traída por la mismísima dama negra en persona.
Alzó la vista y pudo observar como la autodestrucción del hombre se erigía como una bandera sobre su mástil. El panorama comenzó a volverse Dantesco cuando empezó a pensar en todo el tiempo y el dinero, en las ilusiones y los proyectos…en la particularidad de ese lugar, que un día sostuvo las vidas de cientos de personas, siendo el lienzo de su existencia.
Tal era el punto en el que los hombres se habían aliado con la destrucción, que con esta misma de su lado habían llegado a finalizar con la existencia de su propia especie, con la sangre y la carne que lazos de amor y naturaleza habían forjado para crear seres iguales, pero completamente diferentes en su interior.
Toda esa espiral alimentada por la codicia y la indiferencia de unos pocos y el odio infundado de muchos había pasado a ser un movimiento contra natura. En el fondo, sabía que debía volver atrás, mientras seguía avanzando sin un destino claro. Notaba como se aferraba a un trozo de aleación y madera que se había convertido en los últimos tiempos en lo único, junto a sus recuerdos, a lo que podía agarrarse. Cada día que pasaba alimentándose de lo que encontraba en cuerpos inertes, que bebía de lluvia y agua de goteras y que dormía con los ojos despiertos por miedo a que cualquier respiro pudiera ser el último, sentía que sus heridas se cicatrizaban con odio y sed de venganza, inyectando sus ojos de ira y cambiando su forma de mirar.
Mientras avanzaba, comenzó a oír un sonido constante que rompía el sepulcral silencio de la ciudad fantasma. No recordaba la última vez que escucho una pieza musical que no proviniera de una corneta o evocara a los caídos, pero reconoció al instante el suave sonido de una suave melodía. Se paró en frente de la casa desde la que emanaba la música y atravesó, cubriéndose la cabeza con sus manos, lo que quedaba del marco de la puerta.
Apareció ante sí una habitación vacía, repleta de escombros, con una mesita de noche en medio que sostenía el pequeño aparato de radio en el que sonaba ‘’If you tolerate this your children will be next’’ de los Manic Street Preachers, inundando la habitación con un mensaje que había perdido todo su sentido….De súbito un brusco movimiento y un fuerte golpe contra el suelo le sobresaltó y le obligó a ponerse en guardia colocándose el rifle a la altura de la cara, preparándose para lo que pudiera aparecer.
De detrás una mesa tumbada en el otro extremo de la sala surgieron un par de manos vacías y una mirada cargada de pánico. Un hombre joven y con un aspecto terrible se puso en pie lo mejor que pudo y comenzó a soltar palabras de súplica en un idioma que se había acostumbrado a oír pero que seguía sin comprender. Escudriñó al hombre de arriba abajo comprobando que no iba armado, cuando reconoció tras lo que quedaba de un bolsillo de su camisa una brillante insignia del enemigo.
No le podría temblar el pulso. Según como le habían adiestrado, según lo que le habían hecho ver, tenía en frente a un individuo desalmado, una bestia capaz de cualquier cosa con tal de aniquilar. Debía hacerlo, por proteger a una familia que ya no tenía, por defender a un pueblo del que había marchado y por alzar los ideales de un líder al que había olvidado. El deber estaba por encima de cualquier cosa.
Observó tras la mirilla del arma al ser que tenía delante, un cuerpo imperfecto cuyos ojos se encontraban nublados por el terror y su boca repleta de palabras incomprensibles que se apoyaban en un grito de súplica y esperanza. Mientras deslizaba suavemente la mano sobre el gatillo, parecía que la música y el tiempo se hubieran parado, formando parte del ambiente que rodeaba a ambos, que se mantenía como una melodía suspendida que esperaba al final de la historia…en la que pasara lo que pasara ambos resultarían vencidos.
En ese momento, recordó las palabras que un soldado veterano le dijo una vez: ‘Nunca cierres los ojos, y volverás a casa sobre tus pies’’… el jamás los cerraría, pero aún teniéndolos siempre abiertos jamás podría volver a distinguir, a un ser humano.
Esperaba sentado sin esperar que ocurriese nada. El aire frío lo llenaba únicamente por aguardar a que todo cambiase y nada quedase como estaba.
Apareció por detrás de la esquina que siempre doblaba solo, antes de ver extinguirse la luz de su habitación desde el marco de su ventana.
Él miró al cielo y tomó la sonrisa de la luna para calzársela a ella en la comisura de sus labios…Arrancó el viento de su cauce y lo llevo hacia su pelo suave y liso…que se ondeaba según avanzaba lentamente hacia el banco donde él seguía mirando al tiempo pasar y a las nubes de noche, brillar al cambiar.
Se sentó a su lado y deslizó su mano hacia la suya, mientras lo miraba y veía como entreabría una sonrisa fresca junto a su más sincera mirada.
Él, Habría visto el momento de acercarse a su oreja y musitarla dulces palabras de amor solo por haberse percibido cerca de su aura.
La volvió a mirar con timidez a los ojos mientras se acercaba hacia su boca y ella le respondía de manera repentina con una cálida caricia.
-Has tardado mucho…
-…. ¿me estuviste esperando?
-Sabes...que te esperaba antes de llegar
-Sí
…
-¿Hoy te vas a quedar?
-Siempre aquí -Dijo mientras le apretaba la mano hasta llegar a congelársela-
En el teatro de tus sueños, en el vivir de tus emociones….aquí me
Tendrás…cuándo me pienses, me escribas y me sueñes.
Tocó con curiosidad sus labios entreabiertos, esperando cualquier tipo de sonido que pudiera exhalar de entre ellos…Se escondió detrás de sus sentimientos y la acercó aún más hacia si mismo, hasta que no existió la distancia y la soplo al oído:
-Entonces…cerraré los ojos solo cuando quiera verte realmente.
Como frágiles marionetas guiadas por nadie, cambiaron sus sonrisas por besos,
Justo Cuándo nada se convirtió en más…Justo antes de despertar.
Ella es un pedazo de tierra perdida en medio de lo extraordinario donde el sol nace y muere sin saber cual de los dos precede.
Siempre se alegrará al verte llegar mostrándote una perfecta sonrisa de nácar en medio de su piel morena. Empiezas a conocerla y sientes como su espuma recorre los dedos de tus pies antes de sentir que está congelada.
La poesía se comprende, palabras, perfección que invaden la mente, cuando la luz ralla el final del océano y el viento ondea una bandera de pelo dorado sobre un mástil desnudo que simboliza belleza y felicidad. Adónde Siempre la risa rebosa en tus labios y llena tu cuerpo como si se tratara de lo más suculento que existente en el mundo.
Frío que recorre tu garganta, un aura verde que atraviesa tu nariz llevando un soplo a tu cabeza, dando vueltas hacia el olvido y lo eterno.
Podrás estudiarla desde cualquier punto del mundo, puede gritarse y escucharse, puede narrarse en historias, trasladarse en imágenes y llevarla al otro lado, pero no existen voces que llenen los ojos, que abran el corazón y que transporten tu espíritu hacia su refugio.
Te hará abrir los ojos de verdad, coger la arena en tus manos, sentir como tu cuerpo se eleva lentamente con una calada y vuelve al suelo con una bocanada de aire fresco que se mezcla con ilusión, amor, romance, rayos de sol y sal.
Allí donde no es tu vida la que dicta al tiempo, si no al revés, y las manecillas de un reloj dan saltos sin saber donde están o estarán.
Allí dónde lo desconocido se torna en amigo y lo amigo es un hermano, dónde el amor se cuenta en momentos y besos efímeros, dónde no importa cuál sea tu nombre, cuál es tu origen y tu camino…por que ella te acoge en sus brazos y te alimenta con su cuerpo siempre que desees encontrarla.
Llorará desconsolada al igual que tú, cuándo marches, cuándo tengas que cruzar ese canal de lágrimas que la separa de lo real, por que tanto tu como ella os habréis enamorado y ansiarás volver a sentirla antes de haberte marchado, cada vez que pase fugazmente por tus pensamientos, cuando sueñes con la libertad.
La extrañarás cuando tu existencia se haya tornado en gris oscuro y escucharás un suave murmullo, como el romper de las olas en la noche, que te susurrará: