Espejos que no reflejan imágenes, solamente palabras.
Reflejan palabras sin ser preguntados si realmente lo desean, nadie pedirá permiso jamás a un espejo, se le exige descubrir…lo que se considere realidad.
El agua turbia que se escurre entre las calles mojadas vuelve a guardar en su interior una imagen que muestra prejuicios, tópicos y comentarios olvidados…Hasta que unas pesadas botas deciden romper el estrecho vínculo que existe entre la imagen y el que la observa.
Una ventana deja entrar al pasado solo cuando está cerrada, dando a conocer un retrato coloreado por el dolor, las dudas y el recuerdo…Hasta que unas manos firmes tiran de los postigos dejando entrar una ráfaga de aire fresco y exhalando un suspiro repleto de desengaño.
Un Cristal Diminuto que aparece en el camino de cualquier paisaje puramente humano aunque parezca totalmente previsible, evidencia un perfil ignorado capaz de vencer a cualquier otra realidad…Hasta que cualquier objeto cargado de odio provoque un sonido ensordecedor y el repiqueteo de miles de pedazos chocando contra el suelo, aunque en realidad nada se haya roto.
Unos Ojos demasiado bellos que se abren y se cierran rítmicamente y una mirada inmortal que perdura en el tiempo; reflejan esperanzas rotas, deseos utópicos e ilusiones demoledoras…Hasta que cientos de pequeñas lágrimas inundan la voluntad de volver a buscar amor en el brillo de una pupila.
Reflejos que son fotografías en blanco y negro realizadas en cualquier momento.
Reflejos que incendian bosques llenos de vida.
Reflejos que esconden algo tras ellos, algo verdaderamente real.
Reflejos que pueden evaporarse con el simple atrevimiento de querer destruirlos.
La esencia de un cuerpo que escapa del espejo que la oprimía, avanza sin temor, apartando de su camino cualquier idea que pueda dañarla.
De repente se detiene. Se observa con detenimiento a si misma, mientras derrama una lágrima que se abre paso lentamente entre sus pómulos cuando aparece una ligera sonrisa que ilumina su cara. Ríe a carcajadas observando de nuevo su precioso rostro y no se cansa de admirar el camino que se extiende ante sus pies.
Sabe que ya nada podrá pararla porque es consciente de que vuelve a saborear el dulce néctar de la libertad.