martes, 6 de diciembre de 2011

El pensar del inconexo futuro de ayer.


Las luces brillaban más cerca de lo que sus ojos podían alcanzar.
Suavemente deslizó su tacto por entre las gotas que cayeron la noche anterior pero que se guardaban en la ventana como si no quisieran volver a marcharse. Y todo volvía a tener el mismo sabor.

-¿Por qué sólo somos futuro? -Caía todo tan rápido que era difícil pararse a apreciar la sencillez de cada segundo y la armonía de todo movimiento. Tan fácil que parecía hasta difícil de comprender.
Atesoraba las palabras inconexas trabadas entre lenguas que bailaban con zapatos de charol, aunque para esfumarla bastara con una fugaz idea que vivía colgada de otra estrella. Otra belleza tintineante que dejaba el perfume de su prematuro final.
Solamente somos futuro, pues del pasado ser forjaron las cenizas de hoy y ese día ya ha pasado, ese minuto voló.
Nadie dormía, todos vivían y esas gotas de luz se acercaban más y más. Cerrando los ojos se veía real y agarrando esa congelada barandilla al borde de otro abismo, se sentía de verdad.

-Todo suena a fortuito, nunca deja de sonar,  mañana es en dos horas, es ahora, nada más
Sonrió frente al telón de su cabeza, de esas ramas conectadas, enlazas sin cordura y al azar. Sonrío cuándo volvía y comprobaba, que ellas nunca se podrían apagar.

Rouen Soir

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