lunes, 11 de abril de 2011

Carreteras de Hielo

Despertar del miedo, levantarse sin una mentira, abrir los ojos sin engaño, sin creer que los sentimientos son un espejismo, pudiendo seguir parados y no  encontrarnos con ellos.
Creemos ser hombres de hojalata, que mueven los ojos de un lado para otro, viendo la gente caminar y brillar u oscurecerse con la luz o las sombras que otros les brindan.
Creemos vivir ajenos a ellos, pudiendo evitar la multitud y no tener que dar ningún  paso más, hacia delante o hacia detrás.

Hasta que el tiempo vuelve a caer por debajo de los cero grados…

Un momento comienza a congelarse. Todos los sentidos se agudizan hasta el punto de fundirse y llegar a convertirse en uno solo.
Dejas que tu mente se quede en blanco y no importe nada más, Dejas a las palabras bailar al son de su propia música  y a tus ojos, cerrarse o abrirse solo cuando quieran realmente ver.
No notas lo que te rodea pero flotas entre todas las sensaciones existentes que te asaltan  a la vez…Siendo tus oídos los que recogen susurros suaves como un soplido que retumban en tu mente con un eco infinito…Siendo la piel de tus manos la que siente como se dibujan trazos marcados a fuego por otros dedos que componen las únicas líneas de una vida.

El hielo trepa lentamente entre dos raíces, paralizando el tiempo y deteniendo el ritmo de la existencia transformándolas en  cuerpos sin oxígeno, que no viven de otra cosa que no sea la idea de permanecer.
Aunque pareciese eterno, y nada más existía, todas las manecillas se detuvieron por un instante y de repente, un hilo de seda se quebró y solo el recuerdo queda en la permanencia  apareciendo cuando una mirada se vuelve oscura…

Abriendo los ojos, la gente vuelve a pasar, mientras ves tu rostro en un vaso vacío y comprendes que nada es igual, y no se podrá comparar al momento que te trajo existir, a ese instante congelado en tu corazón que te deja ver todos los sentidos…descansar sobre ese aroma…y sentir de nuevo esos trazos en tu mano que enredaron dos caminos paralelos.
Te invade un miedo incontrolable cuando vuelves a pensar en que ese viento congelado te volverá a dar calor, y te golpeará contra el suelo, haciendo que tu pecho se oprima y te haga creer que no podrás volver a respirar.
Te devolverá a la realidad del ser humano, obligándote a continuar, a dar un paso más, a dejar de observar para volver a caminar…aunque sea descalzo, por una carretera cubierta de hielo.

Un momento congelado...

2 comentarios:

laura dijo...

GENIAL CARLOS!!!!!!!!!!!........

JAVI dijo...

Como dijo Leonardo Da Vinci " donde hay mucho sentimiento, hay mucho dolor".- Talvez por eso elegimos ser hombres de hojalata. Muy buena exposición, cada día mejor.