martes, 22 de febrero de 2011

jaulas

Jaulas. De aquí al infinito se extiende una eternidad llena de ellas, ocupando la totalidad de cualquier horizonte.
Algunas, son de  acero, fuerte y recio; indestructible, encerrando cuerpos fríos que se resignan y se apagan al no poder encontrar jamás una salida.
Otras son de fina seda, cálida y suave,  encerrando cuerpos libres que creen poder romper sus finos candados en cualquier momento, pero que en realidad no pueden dejar de sentirse arropados, de vivir rodeados de la más exquisita seda que podrán encontrar jamás. Encontrarás otras hechas de papel fino, encerrando cuerpos cobardes que tratan de ocultar su rostro tras unos endebles barrotes, entre la frágil celulosa, que no podrán protegerlos, y se derrumbarán con tan solo una brizna de aire cálido.

Un pequeño y precioso pajarillo habita en una de estas jaulas. La suya está fabricada con las más bellas rosas. Cada día que pasa el aroma de sus flores inunda sus sentidos, invade sus pulmones; pero a su vez, unas afiladas espinas, oprimen su carne, se hincan entre sus plumas haciéndole soltar un grito sordo y agudo cada vez que intenta expandir sus alas.

Alza el vuelo pequeño Jilguero blanco, sal de esa cárcel que te oprime lentamente, que te hace llorar a cada instante que vives y aunque portes siempre una espina clavada en lo más profundo de tu ser, Abre tus alas, elévate alto, muy alto, volviéndote a reír del cielo una vez más.
Vuelve  a sentir como el viento recorre tu cuerpo llevándote hacia ningún lado.
Vuelve a reflejar tu rostro en el agua y dedicarle una linda sonrisa al río que te dio de beber.
Vuelve a posarte en el hombro de aquel niño que te vio nacer y que espera cada día que regreses y le cantes al oído con un susurro, un catar de vida, de rosas sin espinas, de libertad, de brumas negras que se disipan y dan paso a un amanecer que ralla el océano e ilumina el mundo, una vez más.


1 comentario:

Nacho García dijo...

Como siempre, me leo tus entradas y me sorprenden por lo buenisimas que son.... me encantan. Si sigues escribiendolas, ya sabes, avisame, que aqui tienes a un incondicional